La colección más nutrida de canciones de Zalo Reyes es de los ’80. En “Embustera”, del LP Zalo Reyes (1982), y en “Motivo y razón”, del LP Motivo y razón (1982), están los mismos arpegios de guitarra eléctrica de sus primero éxitos, pero los sintetizadores ya suenan como imitación de orquesta: Zalo Reyes empieza a cambiar la banda de quinta de recreo por el grupo de programa de TV.
El disco siguiente, Amor sin trampas (1985), contiene baladas como “Amor sin trampas”, del autor argentino Víctor Yunes, y otro de los impactos del cantante en “Un ramito de violetas”, original de la cantautora española Evangelina Sobredo, quien la había grabado en 1974: es el momento en que Zalo Reyes introduce el célebre verso “Te mandaba un rami-vi to-vo de-ve vi-oletas” en su jerigonza personal.
Tras el compilado Lo mejor de… Zalo Reyes (1984) y el álbum El rey de tus sueños (1986), que incluye “La canción del títere” y “El rey de tus sueños” entre otras, Zalo Reyes marcó un nuevo doble impacto con la balada “Mi prisionera”, del autor argentino Alejandro Vezzani, y con la caribeña “María Teresa y Danilo”, del dúo salsero Hansel & Raúl, incluidas en el disco De corazón (1988).
El cantante grabó para el sello EMI sólo hasta el siguiente disco, Dolor de amor (1991), con canciones de Víctor Yunes y Gogo Muñoz como “Amor, es nuestro aniversario” y “El corazón en la garganta”. Luego se apartó de la industria disquera para, como él mismo distingue, trabajar con estudios de grabación en vez de sellos, en una postura crítica del negocio musical que mantiene hasta hoy.
Murió Ramón Aguilera: nuestro Ramón Aguilera que le cantó a las madres. Así somos: el sentimiento más grande del mundo, el amor por la madres, despreciado –acusa Zalo Reyes como ejemplo, y tiene otro caso a modo de paradoja–. “Olvidarte nunca”, de Los Golpes. El cantante se llamaba Rubén Alegre: lo olvidaron siempre y cantaba triste. Somos así.
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